Para todos aquellos que nunca nos acostumbramos a jugar con una Game Boy, debido especialmente a la paupérrima calidad de su pantalla (las cosas hay que contarlas como son), el lanzamiento entre 1.993 y 1.994 del Super Game Boy nos permitió aproximarnos a su, por otra parte, excelente catálogo.
Super Game Boy es un accesorio que nos permite jugar a todos los juegos de Game Boy y sin limitación regional (ésto es muy importante) en nuestra Super Nintendo, de manera que mejorábamos de forma sobresaliente la calidad gráfica (incluso podíamos seleccionar múltiples paletas de 4 colores cada una).
Además de mejorar de forma sobresaliente la pobre nitidez que nos ofrecía hasta entonces la consola portátil de Nintendo, el sonido se beneficia notablemente de la nueva estructura de la Super Nintendo y el televisor y el control también mejora, dado que ahora empleamos el mando del Cerebro de la Bestia.
Adicionalmente, con los botones L y R del mando, activamos un modo de opciones, en el que podemos cambiar las paletas de 4 colores, establecer marcos, que en juegos posteriores de Game Boy vendrían ya con marcos propios e incluso con paletas propias de colores.
Personalmente, ya he manifestado a lo largo de algunas entradas del blog, que la compra del Super Game Boy supuso una segunda y muchísimo mejor vida para mi colección de juegos para la portátil de Nintendo, dado que me ha permitido salvar todas las resistencias, principalmente gráficas, que me ofrecía la Game Boy.
La ausencia de restricción regional, la comodidad de jugar desde el sillón con tu mando de Super Nintendo, la obtención de una nitidez del 100% y el resto de mejoras técnicas, en color y sonido, han convertido para mi gusto al Super Game Boy en un accesorio imprescindible para cualquier retroaficionado.